lunes, 16 de diciembre de 2013

Las obras “desbordan” el río Gobela



Las obras “desbordan” el río Gobela
Santiago Canales


En  junio 2008, tras días de fuertes precipitaciones, el río Gobela se desbordó provocando inundaciones en la zona del polideportivo de Fadura, en Algorta, y otras zonas de Getxo, como las zonas de Neguri próximas al río. Algunas zonas de Leioa, como el parque del hotel Artaza y los alrededores del Puente de la Avanzada, también se vieron afectadas. Desde entonces, evitar los desbordamientos del río Gobela se ha convertido en un reto para el ayuntamiento.

 Desde entonces, evitar los desbordamientos del río Gobela se ha convertido en un reto para el ayuntamiento.

Tras las inundaciones de 2008 nació la Asociación de Afectados por el Río Gobela. Desde entonces, la asociación ha reclamado al ayuntamiento y a otras instituciones vascas un plan para encauzar el río y evitar nuevas inundaciones. Además, llevan un blog, con múltiples contenidos relacionados con el río, y un perfil de twitter que utilizan para alertar a los vecinos sobre posibles inundaciones, previsiones meteorológicas, etc…

El año siguiente, la Agencia Vasca del Agua, URA, inició unas obras de carácter urgente en Neguri y Salsidu  a fin de aliviar el efecto de los desbordamientos del río. Si bien las obras, que se retrasaron por el cambio de dirigentes en URA con el cambio de gobierno autonómico, aliviaron los efectos de los desbordamientos del río, no terminaron de solucionar el problema arrastrándolo hasta hoy día.

Las obras no terminaron de solucionar el problema arrastrándolo hasta hoy día.

Estas obras fueron las primeras fases del Proyecto de Acondicionamiento Hidráulico y Recuperación Medioambiental del Río Gobela. Según el ayuntamiento de Getxo. Según reza el documento, el plan tiene como objetivo “solucionar los problemas de capacidad hidráulica del último tramo del río Gobela antes de su salida al mar en el municipio de Getxo y mejorar la integración en el medio ambiente”.

Las obras para la tercera fase del plan sean quizá las más ambiciosas. Estas obras afectan al tramo comprendido entre el Aliviadero de Valdés y el puente de la Avanzada, conocido como tramo Errekagane. Estas obras, que empezaron el 21 de enero de 2013, consisten en el derribo de los edificios de techo plano en estado semiruinoso del Aliviadero de Valdés, la ampliación del caudal del río, descubrir parte del río que pasa subterráneamente por esa zona y la reordenación de los servicios de abastecimiento subterráneo (luz, gas, teléfono, instalación hidráulica…). 

Esta tercera fase cuenta con un presupuesto de 14 millones de euros.
 
Esta tercera fase cuenta con un presupuesto de 14 millones de euros. Tiene un plazo de 30 meses, separados en dos tramos. El primero, desde el Aliviadero de Valdés hasta la Avanzada, está previsto para un plazo de 18 meses y se encuentra actualmente en obras. El segundo tramo comprende desde la Avanzada hasta el puente de Leioa y debería completarse en 12 meses. Se trata de una obra que abarca 762 metros del recorrido del río Gobela de los cuales aproximadamente 200 se encuentran cubiertos actualmente. Tan solo entre unos 80 o 90 metros quedarán cubiertos cuando las obras finalicen. 

De este modo, las obras conllevarán una redistribución del espacio público, afectando de manera especial al tramo de la calle Errekagane. Según Landa, alcalde de Getxo, se va a habilitar una zona peatonal  con arbolado y entradas a los garajes del Antiguo Golf, una urbanización y centro comercial que se encuentra en la calle Errekagane a uno de los lados del río. La agencia URA ha subido a Youtube un vídeo que muestra el aspecto de la calle tras las obras.

Acuerdo con los jóvenes del gaztetxe

En uno de los edificios de techo plano situados en el Aliviadero de Valdés se encontraba el Gaztetxe Itzulbatzeta.  Los jóvenes del gaztetxe alcanzaron un acuerdo con el alcade, Imanol Landa, antes de que el edificio que utilizaban fuera derribado. El ayuntamiento de Getxo cedió a los jóvenes una casa en el barrio de Romo pero con unas limitaciones acústicas. Entre ellas se encuentran la prohibición de hacer fiestas o de que ensayen bandas musicales. El acuerdo contempla la vuelta de los jóvenes a un lugar situado en la zona siempre que cumplan el acuerdo durante su estancia en Romo.

Polémica entre los vecinos

Sin embargo el proyecto ha generado polémica entre los vecinos. Enrique Ordieres vive al final de la calle Errekagane, el tramo del río Gobela que pasa por al lado de su casa quedará cubierto tras las obras. Sufrió las inundaciones de 2008 que todavía recuerda como un fastidio. “Mi familia y yo tuvimos suerte”, reconoce, “sacamos el coche y las cosas del garaje unos días antes por las previsiones y aún así  todo quedó hecho un desastre”, añade. Ordieres relata cómo hubieron de estar pendientes durante días por si el agua alcanzaba su casa o su portal. “Es una situación muy incómoda y peligrosa”, comenta, “Hay que arreglarlo como sea”. Ordieres no muestra demasiado entusiasmo con las obras pero asegura que son necesarias si con ellas se evitan las inundaciones. “Es lo mejor para todos”, sentencia.

 “Hay que arreglarlo como sea”

En el extremo opuesto de la calle Errekagane vive Ignacio Goyoaga. El tramo del río que pasa por al lado de su casa quedará descubierto. Goyoaga no está conforme con cómo quedará el río frente a su casa. “Entiendo que hay que hacer algo para parar las inundaciones pero no es justo que descubran el río a unos sí y a otros no”, comenta. Los olores, el ruido de las obras y las vueltas para cruzar al otro lado son algunas de las cosas que preocupan a los vecinos de su bloque, que han empapelado sus terrazas con pancartas contra el descubrimiento de esa zona del río. “solo pedimos que nos dejen la zona como ha venido estando hasta ahora”, explica, “Además no entendemos que unos tengan su zona cubierta y otros no”, añade.

"No es justo que descubran el río a unos sí y a otros no”

El futuro del río Gobela y sus vecinos es incierto. Los retrasos en las obras, los desbarajustes del presupuesto, las alertas por precipitaciones y la oposición de los vecinos son sólo algunos de los retos y problemas a los que se enfrenta este proyecto, por otra parte, tan polémico como necesario.

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